miércoles, 15 de abril de 2015

...es abril, esperanza.


La mañana del 25 de abril de 1974 Portugal despertaba al ritmo que marcaban los tambores de Revolución. El pueblo y gran parte de los militares se alzaban contra los residuos del Estado Novo (1933-1974), el régimen que bajo la autoridad de António de Oliveira Salazar se convirtió en una de las dictaduras más longevas de Europa. Por las calles de Lisboa caminaba Celeste, de 41 años, con varios ramos de claveles en sus brazos.

Mil fantasmas caminan por las calles,
no reconocen parques, callejones.
Falta la vellonera para morir la tarde.
El puente no parece recordar primaveras.
Las paredes no saben de Silvano, de Asdrubal.
Los mosquitos ignoran palacios y baluartes.
Cuentan Austin los curas al cantar letanías.
En la radio se pide rezar con la familia.
En las plazas la angustia se va tornando en ira.

De repente, se puebla la esperanza de abriles,
se desbordan cual ríos el sudor y la espera
y ensordecen los ecos al hablar los fusiles.

La patria se ha volcado a las plazas, las calles.
Se ha inundado la noche con jirones del día.

Es abril, primavera,
es pintura, es poesía.
Es esperanza nueva.
¡Es patria renacida!
Es el pecho y la bala,
es el beso y la ira.
Es azul en la escuela,
es un canto a la vida.

En el puente, las masas
son escudos, sombrillas:
ya vomiten los tanques borbotones de muertes;
ya del cielo desciendan heridas y tronadas;
ya del mar llueva plomo, ya del radio, mentiras.

Es abril, esperanza.
¡Es patria renacida!.

Un dragón que vomita inviernos y aleluyas
interrumpe el milagro que en las calles crecía
Y los pechos, las almas, los pinceles, los versos;
el sudor y la sangre y el amor y la ira
convierten en muralla el canto, la esperanza;
En trinchera, las calles;
en bandera, la vida;
en fusil, la mirada;
y la muerte en poesía.

Es abril, esperanza.
¡Es patria renacida!

Hoy es abril
¡Despierta!
Ya no sigas dormida.

Luis Carvajal

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